
1927-2003
Nace en Comayagüela, un 7 de enero de 1927.
Fue escritora, periodista y ensayista. En 1967 se le otorgó el Premio Nacional de Poesía «Juan Ramón Molina».
Sobrina de Rafael Heliodoro Valle, quien la alentó en sus pasos por la literatura. También de gran influencia fue su padrino espiritual el escritor Luis Andrés Zuñiga.
Se desempeñó como redactora en Diario El Día. Así como colaboradora en El Cronista y el Diario La Prensa, medios hondureños.
Participó en las antologías: «Poesía soy yo, Poetas en español del siglo XX» de Raquel Lanseros y Ana Merino, España, Visor Libros. Y en «Poesía hondureña de hoy» de Oscar Acosta, 1971, Honduras.
En 1967 gana el concurso de poesía patrocinado por la llamada en aquel entonces Escuela Superior del profesorado "Francisco Morazán" con su libro 'Lúnulas'. Fue miembro del grupo Ideas y declarada Mujer del Año en 1986.
Entre su trabajo literario se encuentran:
Nombre para un soneto.
Pajarera de luz, esta obra elegíaca en memoria del ballet infantil costarricense, que en 1965 sufrió un fatal accidente en Honduras.
Plaqueta de la ausencia. Arpegios. Sirte. Azahares. Más allá de la cruz. La celda impropia
Las flores de mayo. Lúnulas. Inicial, publicada por la editorial de ese entonces Pegaso, 1961.
Su nombre verdadero fue Etna María de los Ángeles Valle Cerrato; pero en honor a su abuela paterna Ángela Hernández, adopta el nombre de Ángela para presentarse ante el mundo intelectual.
En 1993 la Secretaría de cultura de ese entonces (hoy inexistente) presenta el proyecto «Antología cuadernos de poesía hondureña» y en su volumen número 31 del tomo 4 presenta algunos de los poemas de Ángela Valle, junto al poeta Hernan Alcerro Castro.
Y es de ese cuaderno que extraemos los siguientes poemas.
Certidumbre
Porque me cedes la palabra, digo:
nada es de nadie nunca. Y sin embargo
cómo nos afanamos todos, todos,
en retener, en poseer algo preciso.
Nadie es de nadie nunca, ni los hijos.
Ni el más cercano amor, ni el más lejano.
¡Y cómo nos besamos! ¡Con qué estrago
Se nos va incinerando en eso el cuerpo!
Él que me lo juraba, lo sabía.
Nada era de él, y nada mío
¡Y éramos aún dueños del infinito…!
Era tan sólo de los dos,
la idea devoradora, torturante y cierta:
¡Nadie es de nadie sólo que lo quiera!
Evocación
Hora de soledad. Para ti escribo.
En qué lugar de la ciudad te hallas?
Qué oído oye tu voz y su cantata?
Qué silencio te arrulla o te quebranta?
A media página reposo el alma.
A la caída de la tarde invoco
tu posesión y enfilo hacia tu roca.
Nadie a mi alrededor rompe el silencio.
Desciende el sol, más rojo al gris de humo
del horizonte. Desde ti me crecen
la voz, el sentimiento, la dulzura,
la inesperada situación, el tiempo
la más valiente posición, el beso.
Tú, ¿Eres el otro?
¿Tú eres el otro? No. Eres tú mismo.
A quién mi sangre no ha esperado en vano.
Y el mediodía de mi vida quiso
hacerte sol lumínico en mi mano.
Tú eres el soñado hoy, y mañana.
El surco soy para tu amable grano.
El polen eres tú que se agigante
para sembrarse en mí, yo no sé cuando....
¿Quién dice que eres el otro?
ÁNGELA VALLE - poeta hondureña-
La historia del arte, también se escribe de la mano y talento de una mujer.
IO
IngridO
Fuente antología, cuadernos de poesía. Ministerio de arte y cultura.
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