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MULÁN, la tradición (Parte II)

Foto del escritor: IO IO


'Dar honor'. Una de las obligaciones más marcadas dentro de la familia tradicional China, y por medio de un matrimonio ventajoso, ese era el destino de toda mujer.

Además de ser una de las civilizaciones más antiguas del mundo, su historia cultural la ubica entre las más complejas y enriquecidas. La familia china tradicional –llamada Jia- ha sido durante generaciones la estructura social por excelencia, tanto así, que la vida familiar y la organización social se vuelven inseparables, era en la familia donde encontraba su fundamento el Estado.


La naturaleza del modelo de familia en esta cultura está basada en sus valores tradicionales, que fueron los que permitieron la estructuración y de ahí su implicación social. Esos valores se fundamentaban en los principios, ideas y preceptos morales que fueron establecidos por uno de sus pensadores y filósofo: Confucio (551-479 a. C.), y estos han regido la sociedad china durante milenios.


La figura del patriarca, cabeza de familia que disponía de poder absoluto para los asuntos familiares, controlaba la economía familiar, el matrimonio de los hijos y el destino de todos los miembros de la familia. Gobernaba de forma rigurosa, basada en un estricto sistema de jerarquía donde se establecían los deberes, obligaciones y derechos en función de género, edad y generación. Todos cimentados en el respeto y obediencia a esa autoridad paterna y esa familia era el centro y límite del mundo para las mujeres.


Tanto así que quien narra en la película Mulan, es precisamente el patriarca, desde ahí ya Disney desbarata la idea feminista que se observó en la versión de dibujos animados; es el hombre el que cuenta la historia mostrando su visión y encrucijada por tener una hija con un 'Chi' poderoso y que solo puede ser visto en los hombres

Un poder que llevaría a la vergüenza, deshonra y el exilio o la tradicional sentencia en la historia de la mujer, ser llamada bruja y condenada; es tal que hasta la madre le recuerda que sus hijas deben dar honor con un matrimonio, no con ese tipo de poder, claro ejemplo de la falta de entendimiento que muchas mujeres han tenido a través de la historia contribuyendo al patriarcado y al machismo.


Destinadas a ser calladas, equilibradas, serenas, agraciadas, elegantes y respetuosas, lo deja claramente establecido la casamentera, cualidades de una 'buena esposa' que debía permanecer callada cuando servía a su esposo, debía ser 'invisible', esto me recuerda a aquello de ' ser sumisa'.

Esa invisibilidad ha jugado un papel durante toda la historia de la mujer sin importar la época o la civilización, se nos ha mandado a callar, pues no era bueno para el patriarcado que una mujer se hiciera notar, en esa cultura y en muchas otras ha estado destinada a las uniones matrimoniales como contratos concertados, donde los jefes de familias intervenían para concluir la relación, reflejando el interés familiar sobre el interés individual.


El matrimonio como institución no le daba a la mujer derecho a la propiedad familiar mientras viviera el esposo y al estar marginada de la actividad productiva tampoco contaba con recursos propios, y en el caso del derecho al divorcio era privilegio masculino, y asunto familiar. Así como lo era la fidelidad, o más bien como lo ha sido en todos los tiempos y en muchas otras culturas, la fidelidad era obligación exclusivamente de la esposa y se ampliaba tras la muerte de su cónyuge. Una mujer viuda debía mantener la castidad hasta su muerte, sin permiso a casarse nuevamente. Diferente para el hombre, que la poligamia masculina estaba admitida, tener varias concubinas podía llegar a ser un signo de distinción y estatus socioeconómico.


La deshonra llevaba consigo vergüenza no solo para la mujer, también para la familia, lo vemos cuando la casamentera lo grita ante todos, que la familia Hua ha perdido el honor y fracasaron en criar a una 'buena hija'.


Cualquier mujer que fuera diferente a lo establecido en la tradición, traería deshonra tanto para la familia como para ella misma, o sería llamada bruja. Una historia que se ha repetido siempre, recordemos la época donde se les quemaba por ser 'diferentes'.


Continuara...


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Ingrid O.

 
 
 

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