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MULÁN, la leyenda (Parte I)

Foto del escritor: IO IO

No soy seguidora de películas de la gran fábrica Disney, en especial de princesas. Han formado parte de ese absurdo estereotipo por años que tanto mal le han hecho al verdadero ser detrás de cada mujer y que ha alimentado falsos estereotipos tanto en hombres como en mujeres. Pero sí debo aceptar que con Mulán, versión de 2020 intentaron tener algunos puntos interesantes, aunque siempre tiene sus cosas, de la versión infantil a la adulta, quizás estamos hablando de extremos, una con elementos más sueltos la otra sin poca expresión. Pero no voy a centrarme en la producción ni a cernir sobre ella críticas. No es de mi interés esa área. El objetivo de esta sección es aquellas cosas que miramos detrás de la puesta en escena.



Primera parte, elementos de contexto.


Es importantes considerar en todo lo que nos rodea, los elementos de contexto y comenzaré con la historia de la leyenda. El primer texto escrito de la historia de Mulán es una balada folclórica que se remonta a las dinastías del Norte en China (386-581 d.C.). Y cuenta la historia de una niña que se viste de hombre y se une al ejército, ocupando el lugar de su padre porque no tiene un hermano mayor para cumplir ese rol.

A pesar que era una transgresión el pretender ser un hombre, a nivel cultural y en esas épocas, se vuelve justificada pues lo hace para salvar a su padre y servir a su país, al lograr el éxito en el servicio militar regresar a casa para ejercer su vida de mujer, la transgresión queda mitigada y la leyenda se vuelve extraordinaria, pero no amenazante para la estructura social.


No existe evidencia escrita que sustente la existencia de Mulán, pero muchas de las leyendas entre los siglos IV al VI eran baladas folclóricas transmitidas de forma oral. No hay fecha exacta, sus versiones más cercanas provienen de la poesía, drama, ficción, ensayos y notas en las historias locales del siglo XIX. Como los gaceteros, que se encargaban de recopilar eventos, personas destacadas, anécdotas, tradiciones locales y otros documentos semi históricos, ejemplo de ello son «Las gacetas de Grand Qing».


También hay inscripciones en tablillas, tumbas, santuarios conmemorativos y estatuas dedicados a Mulán.


La balada original no incluye detalle de su apariencia solo menciona que se cambia a ropa de mujer, se arregla el cabello y el maquillaje después de regresar a casa. El poema original fue compuesto durante el siglo VI, aunque la colección de cantos a la que pertenecía originalmente se ha perdido, se cree que fue en la dinastía Wei del Norte, pero existen otras versiones que lo sitúan en otros momentos y lugares. Originalmente escrita en el siglo VI en los registros musicales de lo antiguo y nuevo, luego reproducida durante los siglos XI o XII en la «Colección Music Bureau» por Guo Maoqian.


Otra adaptación notable se encuentra en la obra del siglo XVI «La mujer Mulán se une al ejército en lugar de su padre» del dramaturgo de finales de la dinastía Ming, Xu Wei. Su obra fue la primera en introducir el apellido 'Hua' derivado de la palabra china para 'flor'.




En 1850, la novela Fierce and Filial de Zhang Shaoxian se publicó durante una época en que la dinastía Qing estaba siendo amenazada por conflictos internos e intrusos extranjeros, la protagonista principal Hua Mulán, la novela de Shaoxian también presentó a otros personajes femeninos fuertes.


En el siglo XX, a través de «La mujer guerrera. Memorias de una adolescente entre fantasmas» (1976) de Maxine Hong Kingston, Mulán se presenta a un gran mundo de lectores.




Es evidente que la leyenda ha sobrevivido miles de años a través de innumerables versiones de poesía, canciones, obras de teatro y películas, llegando hasta nuestros días. Al igual que la mujer, ha tenido que sobrevivir a miles de años de hostigamiento, sometimiento, transgresiones y una lucha por la igualdad que se ha ido degenerando con el tiempo tomando matices extraños. Aceptando una serie de estereotipos y volverse en muchos casos una amenaza para el hombre cuando decide salirse del papel tradicional y hasta para ella misma.


Sí, hemos vivido en una sociedad patriarcal, pero también hubo sociedades matriarcales, la sociedad se transforma constantemente, pero el papel de la mujer se ha visto más que menos, limitado por las desigualdades, que al final es el punto importante en la lucha, igualdad de derechos y deberes para ambos sin dejar de ser.


Continuará....

 

Ingrid O.


 
 
 

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