
Marcada por la soledad y el prejuicio en una época mucho más discriminatoria que la actual; pero con un trabajo que reflejaba la complejidad de su identidad social, una visión y pasión que desembocaba en su independencia artística. Pasó de Boston a Roma, luchando contra viento y marea se dio a conocer y plantó su sello en la historia del arte. A pesar de ser mujer, mestiza afro estadounidense y Chippewa.
«Me llevaron a Roma para obtener oportunidades para la cultura del arte y encontrar un ambiente social donde no me recordaran constantemente mi color. La tierra de la libertad no tenía lugar para un escultor de color»
Mary Edmonia Lewis
(1844-1907)
Comienza en Boston y se profesionaliza después en Roma como escultora entre 1860 y 1870.
Fue la voz que incomodó a reformistas blancos, así como a historiadores del arte norteamericano del siglo XX. La primera mujer afroamericana y con raíces nativas en alcanzar reconocimiento y fama internacional en su época.
De línea neoclásica, se muda a Roma en 1865 donde comienza a esculpir en mármol. Algunas de sus obras tocaban su herencia nativa estadounidense y negra, en los años posteriores a la Guerra Civil y el fin de la esclavitud.

Una de las obras más conocidas y con la cual participó en 1876 en la exposición centenaria de Filadelfia fue 'La Muerte de Cleopatra'.
Monumental escultura de mármol de casi mil cuatrocientos kilos de peso. Obra que se mantuvo por más de un siglo perdida y fue encontrada en un depósito de chatarra de un almacén polvoriento en un centro comercial, entre adornos desechados y cubierta de pintura, en 1980.
Actualmente se exhibe en el Museo Smithsoniano de Arte Americano en Washington.

Quedó huérfana a los diez años y se quedó con unas tías, 15 años tenía cuando se matricula en el Oberlin College, el primero en Estados Unidos en admitir alumnos afroamericanos. Ahí se vuelve una apasionada del arte; pero durante su estadía en ese instituto sufre discriminación y es acusada de intoxicar a dos compañeras de habitación, blancas. Esto provocó un juicio en su contra y ser asaltada y golpeada salvajemente por parte de desconocidos blancos. Los cargos contra ella y un juicio, le impiden entrar al último curso y en el Oberlin College que la deja sin su título.

Se traslada a Boston en 1864, donde intentó hacer carrera como escultora; pero fueron numeroso los escultores que se negaron a instruirla, por su condición de mujer y mestiza.
Hasta que conoce al escultor Edward Augustus Brackett quien la tomó bajo su protección y tutela, así vende su primera pieza. Poco después ella abre su propio estudio donde llegó a emplear hasta doce asistentes, logra montar su primera exposición individual.
Realiza un busto en mármol de Robert Gould Shaw, quien era un héroe de la época muy venerado y gustó mucho a la familia del general. Dándole popularidad en Boston y Nueva York, lograr vender muy bien la escultura, además de múltiples copias en yeso que se vendieron rápidamente.
Edmonia Lewis se había convertido en un personaje reconocido, con voz en distintos medios y en relación con el reconocimiento de derechos civiles. Sus obras se vendían bien y recibía ayuda económica de los abolicionistas, lo que le permite costearse el viaje a Roma en 1866 donde pasará gran parte de su vida. Su trabajo estuvo centrado en mármol y en mayor parte de nativos americanos y afroamericanos. Elaboraba sus moldes de arcilla y cera y los ampliaba, no los encargaba a otros escultores italianos, como hacían muchos de sus compañeros, a pesar de que era un trabajo muy duro físicamente, prefería hacerlo por sí misma.


El estilo neoclásico entra en decadencia para finales del siglo XIX debido al auge de las vanguardias. Esto llevó a un decaimiento en el trabajo escultórico que ella realizaba, y para 1901 su presencia se va desvaneciendo al punto de no saber más de ella.
Algunas investigaciones dicen que se mudó a Londres para ese año de 1901, donde fallece en 1907.
Considerada una de las cien mejores artistas afroamericanas de todos los tiempos.
Ella se definía, en sus propias palabras, como «mujer soltera y escultora», nunca se casó ni tuvo hijos. Quizás su pasión por el arte y el trabajo escultórico no podía ligarse a esa vida de esposa y madre, probablemente su carrera no habría llegado a despegar de la forma en que lo hizo, y el mundo del arte no tendría a una de las grandes escultoras en la historia.

Este año 2022, el Servicio Postal de los Estados Unidos decidió honrar y rescatar su nombre de la historia del arte, con su propio sello postal. La imagen mostrada en el sello es un retrato de pintura de caseína basado en una foto de ella, realizada por Augustus Marshall en Boston posiblemente entre 1864 a 1871. Su sello será el número 45 del USPS.
La historia del arte, también se escribe de la mano y talento de una mujer.
IO
IngridO
Fuentes varias de investigación en internet.
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