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JUANA, la otra loca.

Foto del escritor: IO IO

Confieso que su irreverencia me daba miedo, —yo una aprendiz de poeta— ese día compartiría escenario en el programa de mi querido amigo Pedro, ya de por sí las cámaras me provocan cierta inseguridad y saber que estaría a su lado, me daba pavor. Acostumbrada al buen comportarme y en espera que ella al igual que esa vez que cuenta el amigo poeta; no me fuera a decir “la misma mierda” cuando leyera mis poemas, nos sentamos después de los saludos y el programa dio inició. Leí mis poemas, ella declamó y vivió su poesía.


Sí. Así era, más transparente que el agua misma, más dura que la roca al pronunciar palabras. Decidí leer un poema que hablaba de las mujeres que somos, escrito para un libro que nunca publiqué —Irreverente— y luego me preparé para sus palabras; no importaba lo que dijera, simplemente era Juana así que lo tomaría con calma, pero, por el contrario; obtuve el aplauso de “la gran poeta loca” no hubo palabras piedra, palabras espada en esa ocasión.


Fuera de la entrevista se mostró una mujer tierna y dulce, abrazó a mis hijas que me acompañaban en esa ocasión, se tomó fotos con ellas y me pidió mi libro Silentium. Pero también recuerdo su abrazo; fuerte, decidido y conectado con el dolor. Muchos la criticaban, otros no la entendían, la mayoría hacía burla, pero en este mundo de tontos la locura es una enfermedad, para ella; era su forma de vivir. Loca. La llamaban loca, se llamaba a sí misma loca; pues en este mundo y en este país hay que estarlo para poder ser. O como ella misma decía, y copio textual; “En Honduras solo se puede vivir a verga o enamorado”, pobre de nosotras las sujetos que no tenemos ni uno ni lo otro, pues nos toca vivir en la cordura de una realidad que consume y destruye a la verdadera honduras bajo la indiferencia de aquellos que se llaman a sí mismos “cuerdos” y bajo la mano de un leviatán y todos sus tentáculos que consume a este país, donde cada día se destrozan sueños, esperanzas y pasos.


Hoy mi agenda estaba acordada para trabajar punto por punto desde primera hora, desarrollé mis actividades de primeras horas y al sentarme al computador encontré la noticia; no pude dejar pasar estas horas y deshacer mi agenda para expresar lo que tengo dentro de mí; con su partida, lo que recuerdo de ella y lo que deja. Hacer un tiempo para una reverencia a la irreverente de todos los tiempos.


Te has ido, al igual que cada poeta en este mundo que ha existido y dejado una huella en la historia; los poetas quizás conectados por esa magia y pasión de la palabra sentimos profundos las partidas de nuestros poetas. Hoy Juana, la de arco y flecha en la palabra, la de piedra en mano, la sujeto, la mujer, la poeta, la “niña” como la llama por ahí otro amigo escritor; la otra loca y la Juana hoy se adelanta al viaje.


Ojalá y se nos quedara un poco de su locura, ojalá y algo de su irreverencia pudiéramos aprender, algo de su sencillez, de su dolor, de su verdadero interior destrozado entendiéramos, ojalá algo de su locura que se quede con nosotros y levante a esta Honduras.


¡Para siempre Juana! y por siempre irreverente!

 

IO

 
 
 

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