
Fechas, son un asunto curioso. Nos enredan y nos mueven, también nos provocan montañas de emociones. Toda mi vida he luchado en mi interior contra las fechas, ¿por qué? aún no lo descubro, estoy en eso. Quizás las considero un invento de marketing que al final solo beneficia a los empresarios que descubrieron acertadamente cómo manipularnos. Y una forma hipócrita de retribuir lo que no somos capaces de hacer el resto de los días.
Mi memoria, que es una tramposa, no me permite ver ni de forma borrosa lo que viví en mi niñez, no tengo idea cómo fueron ni mis cumpleaños ni las navidades. Solo recuerdo que mi abuela pintaba una rama con detergente y luego hacía un nacimiento, una tradición en toda familia en la época de los 60s y 70s.
De adolescente solamente recuerdo una navidad que me dieron tremenda cachetada, pues era lo que llamaban las abuelas 'malcriada contestona' sí, no me quedaba callada y me revelaba contra toda autoridad, y eso me hizo ganar malos ratos y bofetadas.
Las navidades siempre terminaban mal, nadie comprendía mis cambios de humor y mucho menos mis estados depresivos y por supuesto, era etiquetada como 'amaneció con la luna'. Y nada de eso mejoró con los años, pues luego vinieron otras situaciones que me cambiaron la vida para siempre haciendo más daño a mi interior.
Ya con hijos, ustedes saben, todos hacemos cosa por los hijos, y la navidad era por ellos. al igual que la religión. Todo por el bien de la familia. Las celebraciones eran viajes donde la suegra, nunca solos, con el divorcio me liberé de las salidas obligadas. El vacío existencial fue haciéndose más profundo y sin entender realmente lo que celebraba, si era algo en lo que creía o solo era parte de una trampa, me quedaba la duda; pero igual, me deje arrastrar por la corriente.
Con el paso del tiempo y en la búsqueda de mi propia verdad –cada quien decide en qué creer– de lectura y estudio, aprender más de mí misma, comprendí que todo era una construcción y en el fondo, estas fechas se vuelven una terrible manipulación emocional y un ingenioso trabajo de mercadeo.
Las religiones, que son organizaciones lucrativas y de poder, también se benefician de esto. Celebran un dios que no nació en esta época, un dios inventado por hombres que necesita ser adorado y condena la desobediencia, manejando su reino a punta de miedo, no obedeces eres castigado.
Su historia está tapizada del sometimiento de la mujer a lo que llaman 'cabeza' que por supuesto, son los hombres. Y cometen las peores injusticias, todo en nombre de ese dios que hoy celebran y que en algunos casos se une al poder político y militar dando a luz a terribles monstruos. Para muestra un botón, mientras usted lee esto, al otro lado del mundo se les ha prohibido a miles de niñas la educación, y se expulsó a mujeres de la universidad, prohibiéndoles estudiar y todo en nombre de dios.
Hacemos cosas que no son parte de nuestra cultura y esperamos una vez al año, para decirle a la gente cosas agradables y compartir con ellos; pero el resto de los días del año, cada quien vive en su propia burbuja. Eso somos como sociedad.
No creo en niños dioses ni salvadores de almas, creo que cada uno se construye su destino según sus decisiones y su introspección, según su capacidad de razonar y cantidad de conocimiento. Y que el crecimiento espiritual no necesita de dioses, rituales, templos ni fechas. Es una cuestión del interior, de conocerse y desde el interior procurar estar en paz con el mundo que te rodea, procurando crecer como ser humano. Ser mejor persona por convicción no por esperar un premio o castigo.
Me he revelado año con año contra las costumbres, pero son fuertes y se le implantan a uno como las ideas y obsesiones. Y desentonaré en estas fechas al no desear lo mismo que el resto del mundo, ni publicar fotos con la vida que pretendemos mostrar, para crearnos una imagen.
Y así sin más... lo que sí les desearé a todos los que llegaron hasta el final de esta lectura; ojalá y se vea al espejo y agradezca ser mejor persona que ayer, que la búsqueda sea para con usted mismo, en su interior y que la alegría se vea reflejada por la satisfacción de hacer las cosas bien y honestamente. Que sus acciones no dañen a terceros y si algo lo daña, procure usarlo para su crecimiento personal. Que ame la naturaleza más que las cosas, pues es la madre tierra la que nos ayuda a respirar en este mundo lleno de inventos locos y absurdos, plagado de almas ambiciosas y egoístas. Que nada se llevará y tampoco tiene la certeza de lo que le espera, solo tiene hoy para ser mejor ser humano, si es que puede.
Saludos queridos y pocos lectores de IO.

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