
Esta casa mía
/tuya también /
de puertas y ventanas olvidadas, te recuerdan
los vidrios empañados viven sin poder ver un amanecer
por la falta de besos, y tú aliento que se ha escaseado,
la puerta dejé abierta
tiré la llave al desagüe del recuerdo,
el piso de carrara se ha vuelto más gris
que el cabello de una anciana
que en desvarío recorre mis pasillos
cada mañana,
dice que se llama melancolía
le ha caído el polvo de tu ausencia
las huellas de tus pies desnudos
viven guardados entre el suelo y el silencio
que habita en mi cuerpo,
la luz fue cortada, los bombillos se disiparon
cansados de alumbrar la entrada
/esperaban tu regreso/
los jardines de esta casa mía
/cuando quisiste fue tuya también/
se han secado, se llenaron de ausencia, eternidad y olvido
saliste sin cerrar la puerta
creíamos que volverías
aún te esperamos; entre el polvo, unas cuantas telarañas
y la anciana del pasillo,
más que espera es una condena que se la pelean
mi cuerpo, su boca, los ojos en espera
la casa y esas piernas
que se niegan a dejar de ser tuyas
también.
Poema tomado del Libro Silentium
publicado en el 2008
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