En Centroamérica se celebran elecciones como si se trazara un destino, aunque en realidad solo se define el estilo del castigo. Honduras lo demuestra con precisión quirúrgica, aquí no se eligen proyectos, se administran daños. La derecha avanza sin pudor ni máscaras, con descaro total. Es voraz, corrupta y dispuesta a pactar con cualquier sombra que le garantice dominio. Es un bloque compacto de intereses empresariales, redes clientelares y alianzas con estructuras criminales